¿Qué hago con mis nervios?

Energía

Para saber cuánta energía tengo debemos conocernos. Con la energía demostramos entusiasmo y el entusiasmo es contagioso.

¿Tienes mucha energía?

1- A veces tenemos de más. Palpita el corazón, sentimos sudoración en las manos, etc. Es un golpe de adrenalina. Hay que sacar un poco de tensión equilibrarla.

Sacudimos las manos y los pies …por si vamos a tener un papel que no se note el temblor y en los pies nada de bailar.

2-Si no tenemos nada de energía y queremos demostrar entusiasmo…Nada nuevo bajo el sol…ya lo hacían los famosos de tiempo atrás. Corremos, pegamos un pequeño trote en el lugar.

Hacelo, probalo, si no te resulta no lo haces, pero probá, no perdés nada, saltar, bailar.

Tomate tu tiempo

Prepararte con tiempo. Cómo entrenan los ciclistas para el tour de Francia o el Giro de Italia.

Tomate tu tiempo

 Una hora antes de hablar en público o media hora. …despejé bien la nariz…sacudí tus narinas. Mientras te bañas pon tu música …va a predisponer tu buen ánimo, tiene que ser de la música que te guste con ritmo (de corazón) tratar de no poner las melancólicas porque nuestra idea es tener energía.

La Articulación

Vamos a entrenar articulación es muy importante que abras bien la boca para que la gente te entienda.

Estiramos la lengua… caballito abierto y cerrado. Lento, rápido.

Las Pausas

Trabaja en las pausas. Descansa al terminar cada idea.

(Este es el primer paso para controlar también la respiración, para generar hábitos de respiración lo veremos en otro video, pero ahora vamos a lo fundamental)

Es importante que hagas anclaje en la idea eje. En la idea más importante. La digas lento descansando en las vocales. Articulando lento. Porque lo importante se dice lento. Lo menos importante se dice rápido.

Incorporar preguntas

Es importante que si quieres dejar una idea fuerte o dejar una semilla como si fuese “El origen” tienes que hacer preguntas.

Para que la gente medite, se quede pensando en lo que le estas diciendo.

Recuerda las preguntas siempre van acompañadas de pausas. No le tengas miedo al silencio. Siempre equilibrado.

Si haces esto la persona reflexiona y piensa en lo que le dijiste, se centra en el mensaje no quien lo dice

Toma 7

Entrenamiento N° 6

Hacer un buen cierre

Está comprobado científicamente que la persona se lleva de vos el principio y el final de la presentación.

Por ello es esencial unir contenido con técnica oratoria.

  • Elige una pregunta retórica para que se quede pensando.
  • Motivarlos a que tomen acción.

Lo que sí o sí debes hacer independientemente que elijas la primera o segunda es avisarle al cerebro de tu interlocutor que estas finalizando tu discurso.

Técnica: Pausar. Levanta el tono de voz, descansa y estira las vocales. La cabeza erguida. (nunca huir rápidamente, quédate hasta la última palabra. Cuenta 2 o 3 segundos y luego agradece con la cabeza muy imperceptible y baja del escenario o sal de escena) Cabeza erguida.

Conclusión

Ahora, para concluir es importante que tengas en cuenta que ahora y dentro de 20 años que te vas a equivocar, algo te va a faltar decir, en algún lugar no te gustará como sonó lo que dijiste

 Si me decís que no, pecas de confianza.

Un estudio científico dice que si no tienes miedo es porque sabes poco del tema …sos medio chanta o vende humo…

Por eso si quieres mejorar, lo importante es empezar a entrenar una de estas técnicas por día… después de tu discurso entrena 1 por día… Comienza con una y luego incorpora las demás de a poco. Si solo ves y practicas una vez cada mil años la mejora va a ser lenta.

Todos sentimos nervios al hablar en público. De hecho, es la respuesta natural de nuestro cuerpo ante una situación de tensión. Queremos hacerlo bien. Nos hemos preparado lo mejor que hemos podido. Está en juego algo importante: una oportunidad de negocio, una beca de investigación o, simplemente, mi reputación como experto. En esas circunstancias, todo nuestro sistema nervioso pasa a funcionar en «modo alerta» y comenzamos a sentir el efecto de la adrenalina en nuestro torrente sanguíneo. Como digo, se trata de un proceso natural y totalmente normal.

Aun así, todos preferimos sentirnos tranquilos antes que nerviosos. Sabemos que si nos mantenemos serenos cometeremos menos errores y resultaremos más atractivos para nuestro público. De ahí que nos esforcemos por reprimir ese nerviosismo o, al menos, por controlarlo en la medida de lo posible.

Para ayudarte a estar tranquilo en tu próxima presentación, he recopilado en esta entrada los cuatro trucos psicológicos más eficaces que conozco. A cada uno de ellos le he dedicado una entrada anterior en este blog. Hoy te los ofrezco juntos y resumidos para mayor comodidad. ¡Empecemos!

Truco psicológico número uno: mantén tu mente y tu cuerpo en el momento presente

Quizá no seas consciente de ello, pero en el momento en que te sientes presa de los nervios, tu mente ha abandonado el momento presente. Aunque no te lo parezca, no estarás prestando atención a tu público ni a tu presentación, sino que estarás completamente absorto en las extrañas sensaciones que recorren tu cuerpo y en el torbellino de pensamientos desagradables que las acompaña. Para evitar este tipo de sufrimientos innecesarios, recuerda mantener tu mente en el mismo lugar en que se encuentre tu cuerpo. Hazlo en tres pasos.

En primer lugar, toma conciencia de tu cuerpo. Por ejemplo, siente si mantienes la mandíbula relajada o tensa. Repara en la posición de tus brazos: ¿están cruzados o sueltos a lo largo del cuerpo? Después, toma conciencia del lugar donde se encuentra tu cuerpo: ¿dónde estás? ¿estás en tu camerino?, ¿en la primera fila de la platea?, ¿en un ala del escenario, a punto de aparecer ante el público? Por último, reúne tu conciencia de las sensaciones de tu cuerpo y tu conciencia del lugar en el que te encuentras. Al hacerlo, notarás cómo esta forma de practicar tu presencia consciente expulsa toda representación mental de fracasos y percances. Estarás concentrado en el presente, dirigiendo cuerpo y mente hacia lo único que importa en ese momento: ofrecer a tu audiencia la mejor presentación posible.

Truco psicológico número dos: respira hondo y despacio para exhalar tus nervios

Antes de salir a escena, en un momento de tranquilidad en tu camerino, en el cuarto de baño o en un ala del escenario, inspira profunda, lenta y suavemente. Una vez completada la inhalación, permite que la exhalación se desencadene naturalmente y arrastre con ella los nervios y la inseguridad fuera de ti. Exhala por la boca relajadamente y sin tensión. No fuerces la exhalación. Imagina que con ella se alejan y mueren todas aquellas sensaciones que te hacían dudar de tu capacidad para hacer una buena presentación. Otórgate el tiempo suficiente para hacer diez respiraciones de este tipo. Y mejor si estás sentado. Al cabo del proceso, regresa a tu respiración normal.

Truco psicológico número tres: no te esfuerces por hacer que tus nervios desaparezcan

Esforzarse por no tener miedo aumenta el miedo, así de sencillo. Es igual que cuando te piden que no pienses en un elefante rosa. ¡Escuchar la petición hace que pienses justamente en eso! Empeñarte en no querer sentir miedo simplemente mantiene el miedo en el foco de tu conciencia. Es el camino equivocado. En lugar de esforzarte por vencer el miedo y no sentirte nervioso, concéntrate únicamente en seguir con tu presentación a pesar de sentir miedo. Si te das cuenta, esto es justo lo contrario de lo que hacemos habitualmente, y por eso funciona. Sigue adelante. Habla. Comunica. Y haz justo lo contrario de lo que el miedo, los nervios y la timidez dicen que hagas. ¡Habla, aunque sigas sintiendo el miedo a hablar! De esta manera verás que el miedo no es más que un farol, pues no te impide actuar. De hecho, ¡estarás hablando!

Cuando prosigas con tu presentación a pesar del miedo, notarás que todos los elementos corporales y vocales que intervienen en la comunicación (tu voz, tu postura, tus expresiones faciales, etc.) se contagiarán de esta valentía y actuarán con un valor renovado. Será como si tú mismo te oyeses hablar y tus emociones exclamasen: «¡Si la voz puede superar los nervios, nosotras también!». Sentirás que todo tu ser recupera la compostura.

Truco psicológico número cuatro: no te sientas culpable si no has podido prepararte bien

El mejor antídoto contra el miedo a hablar en público es la preparación. Dicho esto, cabe la posibilidad de que en alguna ocasión no te hayas preparado suficientemente. En ese caso sólo te puedo decir una cosa: a lo hecho, pecho. Sentirte culpable por no haberte preparado lo suficiente no te ayuda en absoluto. Asúmelo y esfuérzate sólo por hacerlo lo mejor que puedas. Eso es lo único que está a tu alcance en ese momento.

Desarrolla tu presentación con naturalidad y excúsate por los errores ostensibles que pudieras cometer (y recuerda no señalar aquellos que nadie advierta). Sobre todo, no albergues sentimientos de culpa ni te hagas reproches por lo que debiste hacer y no hiciste. De lo contrario, tu actitud y tu conducta muy probablemente lo transmitan, y tu audiencia entenderá casi inconscientemente que te has considerado derrotado desde el principio. Acepta tus circunstancias y avanza como recomiendo en el truco número dos: sigue con tu presentación a pesar de sentirte nervioso.

¡Ahí los tienes! Cuatro trucos psicológicos que te ayudarán a controlar los nervios al hablar en público. Ahora solamente tienes que ponerlos en práctica para ver los resultados. Recuerda: nada cambiará si no cambias nada. Cuando te sientas nervioso ante tu próxima presentación, ya sabes lo que debes cambiar: la forma en que te relacionas con esos nervios. ¡Adelante!